World Economic Forum revela su aprendizaje tras 5 años explorando blockchain
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El World Economic Forum (WEF) publicó un informe conjunto con el Boston Consulting Group (BCG) que resume el aprendizaje de cinco años explorando la aplicación de la tecnología blockchain (o distributed ledger technology) a los mercados. El documento se enfoca en las aplicaciones que han realizado instituciones financieras de esa tecnología para solucionar sus problemas o explorar alternativas en los mercados de capitales, y es una exquisita y valiosa joya para quienes estamos desarrollando soluciones para dicho mercado. Y lo fue además porque dentro de los casos de uso destacables, el WEF incluyó nuestro desarrollo de un sistema para intercambio de colateral en el mercado de derivados.
En sus 100 hojas, el WEF aborda la transformación digital que están viviendo los mercados de capitales y que, hasta ahora, solo se veía en los servicios financieros orientados al consumidor. Nosotros creemos que esta tecnología no es una simple mejora en la eficiencia de los servicios financieros al mercado de capitales. Se trata de una tecnología que va a transformar los modelos de negocio de las instituciones que participan en dicho mercado. Por eso es esencial que entidades, autoridades, fintechs, profesionales, se acerquen a esta tecnología y comprendan su alcance para identificar con anticipación los movimientos que ya están ocurriendo y que se seguirán dando en los mercados en la medida en que la tecnología se siga descubriendo y los casos de uso pasen a su fase comercial.
Los mercados de capitales van a mejorar en su eficiencia, en su simplicidad y en la reducción del número de intermediarios. Eso ya está ocurriendo con los proyectos de finanzas descentralizadas (DeFi) y los proyectos de infraestructuras financieras digitales (DMI). Esto beneficiará a los consumidores con productos y mercados más simples, más rápidos, más baratos, y más seguros.
Pero la revolución no se limita a su eficiencia. De lo que se trata al final, es de facilitar el acceso a quienes hoy en día no pueden llegar a los mercados de capitales. Millones de medianas y pequeñas empresas (PyMEs) podrían conectarse con quienes tienen recursos y obtener así recursos para funcionar, crecer, o expandirse. A pesar de las buenas intenciones, y de ser esto uno de los Objetivos del Milenio de las Naciones Unidas, la infraestructura actual es muy pesada para facilitar el acceso de las PyMEs a los mercados de capitales. Es un simple tema de costos de transacción. Y aquí es donde la tecnología va a revolucionar los mercados. Millones de empresas podrían emitir sus valores mediante protocolos descentralizados que a un costo muy bajo podrían facilitar emisiones a las que la comunidad local, regional o global podría financiar. Desintermediando y simplificando el acceso a los mercados de capitales, esas mismas PyMEs, que en todos los rincones del planeta se han visto afectadas por la pandemia, y que van a ser el motor de recuperación de sus economías, podrían ver allí una alternativa para ese futuro. Los gobiernos no van a poder solucionar los problemas de todos, por lo que será necesario que nos permitan innovar ofreciendo una alternativa viable, anticipándonos al futuro.
En mi país, Colombia, estamos hoy mismo afectados por una crisis expresada con protestas en las calles. Miles de colombianos suben el tono en sus discusiones, el agobio de meses de confinamiento nos ha llevado a perder la calma y eso se ve reflejado en el tono de las discusiones en las redes sociales, y en la agresividad de las protestas. Pero hacia el futuro no podemos avanzar sin una visión conjunta y un mapa para lograrlo. Aquí hay uno para la recuperación económica. Las millones de PyMEs afectadas de Latinoamérica, y de cualquier rincón del mundo, no piden subsidios, no quieren las cosas gratis, sus empresarios saben que el único camino es trabajando, que no hay atajos. Solo quieren espacio para funcionar, crecer y expandirse. Y entre todos debemos permitir que ese espacio suceda dejando que los mercados de capitales funcionen y cumplan su rol acercando a quienes tienen, con quienes necesitan y saben cómo multiplicar.
Los ciudadanos también saben que el futuro es incierto, que la única forma de disfrutar de libertad financiera es apostando por ese negocio pequeño que abrió en medio de la pandemia, por el restaurante local que nos encantaba porque su fundador se molía trabajando y que seguro sería una gran empresa si tuviera recursos para expandirse más allá del barrio, del pueblo, de su país, de su región. Si fuera global. Empresarios con dedicación e inversionistas con confianza pueden usar la tecnología para unir sus intereses sin complicaciones, sin pavadas, sin altos costos de transacción. Y así podemos salir adelante como una sola Nación Global.
Esto es posible gracias a la tecnología blockchain, de la misma forma como hoy es posible comunicarse casi desde cualquier lugar del planeta a su antípoda solo con tener acceso a internet y a un costo cercano a cero. De la misma forma como la aviación nos permitió transportarnos a velocidades inimaginables, de la misma forma como chateamos, vemos series y noticias de todos los rincones del planeta de forma casi gratuita. Eso es gracias a la tecnología desarrollada por unas empresas que empezaron en garajes, en comedores de las casas y en las que invirtieron los vecinos, los amigos, los familiares. Eso mismo podemos hacer nosotros con la tecnología blockchain para los mercados de capitales.
Miremos, por ejemplo, lo que significa bitcoin para las remesas. Trabajadores que migraron dejando atrás a sus madres, a las abuelas, los amigos, el barrio, con la ilusión de conquistar la gran ciudad y enviar algunos pesos para calmar la falta de oportunidades de quienes se quedaron. Y cuando lo hacen, enfrentan unas comisiones del 5% y hasta del 20% de cada giro. Eso no tiene sentido, y la razón son los costos de transacción: facilitar ese giro implicaba recursos humanos, tecnología hoy vetusta, y una infraestructura física y pesada. Pero con bitcoin, el giro es casi gratuito e inmediato. Esa es la más grande revolución económica desde la invención de la contabilidad de doble partida y los títulos valores hace 500 años.
Y esto mismo está pasando en el mercado de capitales. Es de lo que se trata el documento del WEF, que reconoce que nos hemos acercado a un punto de inflexión en el desarrollo de esta tecnología que jugará algún papel en el futuro de los mercados de capitales. Se trata de la otra parte de la historia del bitcoin que es con quien todos asimilan la tecnología blockchain. Se trata de los trabajos de grandes instituciones que están inventando el futuro, pero también del camino que estamos construyendo en garajes, en comedores de las casas y en el que invierten los vecinos, los amigos, los familiares; y de cómo la unión de ambos mundos va a cambiar los mercados de capitales haciendo más simple su acceso.
En 2025 los 600 millones de Latinoamericanos (el doble de la población de los Estados Unidos), que hoy en día producimos un PIB per cápita similar al de China, podremos ser ejemplo para el mundo no de una región dividida, o de grandes desigualdades, sino de una región donde la tecnología surgió para brindar esperanza, para rediseñar las ofertas y productos del mercado de capitales, para eliminar redundancias y automatizar tareas de bajo valor, y para permitir que el trabajo y el esfuerzo fuera recompensado para beneficio de emprendedores e inversionistas. Ese es nuestro propósito, y eso es lo que el WEF reconoce cuando incluye a Contrato Marco como un caso para destacar en la aplicación de la tecnología blockchain al mercado de capitales.
Empezamos por el mercado de derivados, porque hoy en día el tema cambiario (la variación del dólar frente a la moneda local), es la mayor preocupación de los empresarios de la región. Pero nuestra visión de futuro va más allá y está expresado en este post.