Patrón oro, Política Monetaria y Bitcoin, CME y CBOE
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Volvimos. Esta semana escribimos sobre los 50 años del anuncio del presidente Nixon abandonando el patron de intercambio del dólar con el oro fijado en Bretton Woods, y sobre el anuncio que noticia de una fusión entre CME y CBOE más tarde desmentido. Si tiene preguntas o comentarios, responda a este correo electrónico o búsqueme en Twitter. Si te gusta este newsletter suscríbete a continuación y compártelo con amigos y colegas.
50 años del fin del patrón oro, política monetaria y bitcoin
Esta semana se completaron 50 años de uno de los eventos más importantes de la historia económica del mundo moderno: el anuncio de los Estados Unidos de dejar el patrón de conversión del dólar en oro. Fue el presidente Richard Nixon quien anunció que Washington ya no canjearía dólares estadounidenses por oro. Hasta entonces, la paridad del oro estaba fijada en 35 dólares la onza, y fue fundamental para el diseño del sistema de Bretton Woods de tipos de cambio fijos de la posguerra. La noticia del presidente Nixon eliminó el patrón de intercambio y dio inicio a un período de tipos de cambio inestables e inflación.
Al anuncio no se llegó de repente. La recuperación de las economías europeas y de Japón, que habían restado participación de los Estados Unidos en el comercio internacional, sumado a su exceso de gasto, habían hecho que los mercados financieros pensaran que el dólar estaba sobrevalorado frente a los $35 por onza de oro. Y esto había generado una aceleración en el canje del dólar por oro. Adicionalmente, los mercados funcionaban sobre la base del compromiso colectivo con la estabilidad, no de un precio arbitrario por un metal, por lo que el anuncio, si bien sorpresivo, no fue caótico. Fue el inicio de una nueva era en la historia del dinero.
Una de las consecuencias más importantes que generó fue el surgimiento de la inflación como un problema netamente monetario y la necesidad de los bancos centrales de controlar la inflación. Esto tomaría unos 25 años en los países desarrollados, unos más en los países en desarrollo, y aún no ha sido resuelto en muchos países subdesarrollados y particularmente en Latinoamérica con Venezuela y Argentina como principales protagonistas.
Hoy en día, el sistema se basa en la confianza en la seriedad del banco central emisor, pero esto no ha estado ausente de críticas y crisis. La estabilidad internacional ha sido esquiva. El incremento en los volúmenes de tráfico comercial en todo el mundo solo ha amplificado el riesgo para ciertos bancos centrales. Varios ensayos se han realizado desde entonces, siendo el más significativo el de la unificación monetaria en la Unión Europea, que no ha estado exento de críticas (recordemos a Grecia, Portugal, Irlanda y España). Si bien el dólar estadounidense sigue siendo el patrón de intercambio más aceptado, también es cierto que el Euro, el Yen y el Yuan de China han logrado ganar una importante posición en el mercado.
La pandemia, la necesidad de otorgar subsidios en consecuencia, y la forma como los países de monedas fuertes solo tuvieron que imprimir dinero para solucionar el desafío, han traído de nuevo la preocupación sobre la inflación. Y esa preocupación ha llevado a que los ojos vuelvan hacia el oro, o hacia otras monedas como patrón de reserva. Así, el dominio del dólar se ha erosionado: en mayo la proporción del dólar en las reservas de los bancos centrales, de 59%, cayó a su nivel más bajo en 25 años. Esto le ha dado paso a un incremento de reservas en euros, yenes y yuanes. Pero también, surge un competidor digital: el bitcoin.
Aquí hemos escrito bastante sobre el impacto del bitcoin en los mercados financieros. El hecho cierto de que exista una limitación en la oferta de bitcoins (21 millones) es probablemente la mejor política monetaria que puede existir. En la medida en que siga la penetración de este critoactivo en los mercados, seguramente vamos a ver una menor volatilidad y un mayor atractivo como alternativa de reserva de valor.
En algún momento, la respuesta a un sistema global de intercambio fue la intervención directa y coordinada de las autoridades (Bretton Woods), pero el crecimiento de las relaciones comerciales hizo insostenible ese sistema. Actualmente, la ausencia de consensos, la eliminación de las restricciones para mover capitales globalmente y la facilidad para hacer transacciones por internet han hecho que el modelo sea de tipos de cambio de flotación libre, que hacen que sea imposible esperar una solución centralizada. Por ello bitcoin surge como una alternativa que empieza a ser refugio para algunos inversionistas.
En las preferencias de reserva de valor, seguramente no habrá un único ganador. El cambio de una moneda física a una moneda digital será un mero reemplazo en la preferencia por el emisor de la moneda de reserva, pero no un cambio en la estructura. La verdadera disrupción estará cuando las reservas empiecen a acumularse en bitcoins.
En este video, podemos ver un poco más de esta realidad, de ese futuro, y de las posibilidades del bitcoin de convertirse en un instrumento de reserva real:
CME oferta por CBOE, ¿o no?
Esta semana el ruido en el mercado de capitales lo generó el Financial Times al anunciar como exclusiva primicia que CME, la infraestructura global más grande del mercado, tendría lista una oferta para adquirir a su rival de patio CBOE Global Markets en un negocio de us$16 billones. Según el Financial Times, el acuerdo de todas las acciones combinaría futuros y especialistas en opciones de acciones, estaría ofreciendo 0,75 de sus propias acciones por cada acción de CBOE, y el precio valuaría a CBOE en alrededor de us$150 por acción, alrededor de un 20% por encima de su precio actual de us$123.
Sin embargo, CME emitió un comunicado el mismo miércoles negando las “aproximaciones” para adquirir CBOE Global Markets. CME fue enfático en señalar que “no ha tenido ninguna discusión con CBOE en absoluto”. Al cierre de operaciones en el mercado, las acciones de CME caían un 3,8% a us$197,58, mientras que CBOE bajaba un 1,2% a us$122,63.
En todo caso, un evento de fusión significaría que las dos infraestructuras más importantes de los mercados de derivados a nivel global se unirían complementando su oferta de productos. CME domina los futuros como el S&P 500, los bonos y metales del Tesoro de los EE. UU, y está enfocada en los contratos de futuros y opciones relacionados con mercados de materias primas como el petróleo y el trigo; mientras que CBOE domina las opciones, principalmente S&P 500 y opciones sobre acciones estadounidenses, además posee los índices y contratos Vix, así como bolsas de opciones de acciones, tres bolsas de valores y un extenso negocio de negociación y compensación de acciones en Europa.
Si es o no es cierto solo el tiempo lo dirá. El Financial Times es una institución seria que merece toda la credibilidad, aún si la noticia no se materializa. Sin embargo, lo que corresponde revisar es la racionalidad de una fusión de ambas infraestructuras. Y en ese punto, hay dos aspectos a resaltar: el crecimiento del mercado de opciones, y el proceso de consolidación de las infraestructuras. Veamos:
CME, que ha estado enfocada en el mercado de derivados y renta fija, estaría haciendo un movimiento estratégico hacia el mercado de acciones estadounidenses haciéndose a BATS Global Markets, una infraestructura con sede en, Kansas, oficinas en Londres, Nueva York, Chicago y Singapur, de propiedad de CBOE. Los volúmenes de negociación de opciones sobre acciones se han disparado desde el año pasado, gracias a la demanda de los gestores de fondos, pero también de los inversores minoristas a través de plataformas como Robinhood. Y es que el índice bursátil S&P 500 se ha duplicado en los últimos 18 meses; la OCC, la principal cámara de compensación de opciones de EE. UU., dijo que había visto un julio récord (29% más que en el mismo mes del año anterior) y que los volúmenes diarios promedio para el año aumentaron un 42%.
Por otro lado, está la evolución que han tenido las infraestructuras en las últimas dos décadas. En ese periodo, lo que se ha dado en el mercado es una gran consolidación a nivel global, quedando básicamente 6 grandes infraestructuras: CME, Intercontinental Exchange, London Stock Exchange Group, Deutsche Börse, Nasdaq y CBOE. Por lo mismo, la fusión de dos de los grandes líderes estaría justificada por las eficiencias comerciales creadas por la desregulación y las nuevas tecnologías han hecho necesarias esas fusiones o adquisiciones. La simplificación y la interoperabilidad ha beneficiado a las instituciones que participan en sus mercados. No es menos importante considerar que las infraestructuras se han expandido hacia el mercado de los datos de trading y la información que sustenta los mercados financieros, hacia donde seguramente habrá más movimientos en los siguientes años (como la fusión de LSEG y Refinitiv y la adquisición de Ellie Mae por ICE ). En 2019, poco más de la mitad de los us$35 billones en ingresos que generó la industria provino de las 6 grandes infraestructuras.
En todo caso, seguramente esta historia no ha terminado. Tanto como CME como CBOE están ubicadas en Chicago y a lo largo de los años han reflexionado sobre una posible fusión. Si bien es poco probable que después de la publicación de CME desmintiendo la noticia, haya un acuerdo entre CME y CBOE, es bien probable que algún tipo de acuerdo hubiera estado bajo la mesa, el cual podría evolucionar con otro interesado. Lo que queda claro es que CBOE está en el mercado desde la perspectiva de una fusión o una adquisición.