JP Morgan, Nutmeg, Finn y banca digital de consumo; Visa, Tink, Plaid y el open banking.
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La adquisición de JP Morgan de Nutmeg y lo que significa para la banca digital de consumo, y sobre la adquisición de Visa de Tink y lo que significa para el open banking. Veamos:
JP Morgan vuelve al mercado de la banca digital de consumo
La semana pasada la noticia en el mercado fintech fue el anuncio de JPMorgan Chase Bank del acuerdo para adquirir el robo-advisor británico Nutmeg Saving and Investment Limited (Nutmeg) a una valoración de £700 millones (us$972 million). Nutmeg se convertirá en una parte integral de la oferta internacional de JP Morgan, complementando el lanzamiento de Chase como banco digital en el Reino Unido, a finales de este año. Nutmeg es uno de los principales gestores de patrimonio digital independientes del Reino Unido, desde su lanzamiento en 2012. Hoy en día Nutmeg tiene una base de clientes de más de 140 mil inversionistas y acumula más de £3.5 mil millones en activos bajo administración (AUM), con un crecimiento de 70% año a año. Nutmeg ya había realizado un acuerdo para la oferta de fondos cotizados en bolsa (ETF) administrados de forma activa y pasiva con tecnología de JP Morgan Asset Management en noviembre pasado.
JP Morgan venía trabajando en el lanzamiento de Chase en el Reino Unido, como un banco digital utilizando la última tecnología y poniendo la experiencia del cliente en el centro. En ese contexto, la adquisición de Nutmeg complementa sus productos en la gestión de patrimonio. En los Estados Unidos, Chase es líder en banca de consumo y ofrece una amplia gama de productos bancarios a más de 56 millones de clientes activos digitalmente. Con el anuncio, JP Morgan entra firmemente al mercado digital de consumo financiero, rivalizando con Marcus de Goldman Sachs. Veamos:
El sector de la banca digital en el Reino Unido es quizás el mercado más sólido para el futuro de la banca en el mundo. Es allí donde se está dando la guerra por las billeteras de los consumidores. El reino Unido estuvo dominado por jugadores tradicionales durante mucho tiempo, y luego acogió el entorno regulatorio que permitió la innovación fintech permitiendo que Londres se posesione como el hub global de múltiples bancos digitales que buscan competir con las protagonistas tradicionales. Por un lado, Goldman Sach lanzó Marcus en Reino Unido en 2018; por otro, hay una serie bien conocida de fintechs en el mercado de consumo con propuestas digitales; y recientemente. Golman incluso busca girar de la banca a la asesoría y las inversiones, y ha señalado su interés de ofrecer un asesor robotizado a sus clientes en los próximos meses. Ahora JP Morgan anuncia sus planes de convertirse en un banco minorista de servicio completo bajo su marca Chase. El objetivo de JP Morgan es construir un banco digital desde cero con Digital Chase y luego cruzar el Atlántico para competir con el batallón de startups fintech que atraen a un número creciente de consumidores estadounidenses con servicios de banca digital. Y así es como la adquisición de Nutmeg cobra sentido. Nutmeg salió al mercado en 2012 con el objetivo de cambiar el mercado tradicional de gestión de patrimonio ofreciendo servicios de planificación financiera automatizados de menor costo, y rápidamente se convirtió en una de las fintech más conocidas del Reino Unido.
Pero no es la primera vez que JP Morgan se lanza al mercado de la banca digital de consumo. En julio de 2018, Chase lanzó Finn enfocado en el mercado de los millennials al ser solo digital y permitirles a los usuarios etiquetar las transacciones con emojis (sí, con emojis…). Y en junio de 2019, Chase cerró Finn citando falta de demanda. Y aquí es donde está el punto clave: no se trata solamente de presentar una oferta digital como una réplica de la oferta presencial. El mercado digital, y Reino Unido es el mejor escenario para verificarlo, se trata de ofrecer a los consumidores una propuesta no basada en productos, sino en sus necesidades. Los bancos, se organizan alrededor de productos, esto es, los procesos, los equipos y las decisiones. Sin embargo, los clientes buscan aplicaciones para solucionar necesidades o problemas, las cuales no siempre corresponden a un determinado producto. Los clientes no quieren un banco digital solo porque es digital, sus razones varían según la generación, en la medida en que cada generación enfrenta problemas diferentes (ahorro, inversión y pagos). Y eso es lo que saben hacer las fintechs: solucionar problemas, antes que ofrecer productos.
A esto, hay que agregar que ahora los clientes buscan solucionar esos problemas de forma remota y de modo digital. Por ello, todo está migrando hacia una oferta digital, no solo “por internet” sino a una oferta de consumo digital. Y es que puede parecer que es una diferencia retórica, pero no lo es. Allí es donde está la diferencia. En una entidad tradicional, los equipos y las decisiones se toman conforme los productos y los clientes existentes, ¿y los equipos de innovación y desarrollo que hacen? Caso, hacen caso a las decisiones tomadas sobre la base de unos productos. En una fintech, los equipos de innovación y desarrollo son los que toman las decisiones, por lo cual el producto busca solucionar un problema, y no “vender” un producto.
Incluso a nivel macro el problema es el mismo. Si hablamos del mercado, la regulación se basa en los intermediarios y en los productos que se han desarrollado a lo largo del tiempo. Por eso, ante la disrupción de las fintechs al principio muchas autoridades e instituciones tradicionales respondían con una frase muy ingenua “a igual actividad, igual regulación”. El problema es que la actividad, y el riesgo, son distintos, porque el desarrollo de las fintech no es sobre la base de un producto sino de un problema.
Y si hay un sector en el que esa diferencia se ha hecho más evidente es en el sector de criptoactivos, o en el uso y aplicación de la tecnología blockchain a los mercados de capitales. Allí se está gestando los inicios de una nueva batalla entre los modelos de negocio que simplemente han copiado los modelos tradicionales y los están llevando a los futuros mercados de activos digitales (CeFi), y aquellos que están proponiendo modelos de negocio disruptivos aprovechando la tecnología blockchain y los smart contracts (DeFi). Pero esto da para un post mucho más largo.
Visa vuelve a apostar por el open banking
Visa anunció la adquisición de la plataforma de open banking Tink por más de us$2,15 billones. Tink conservará su marca y su equipo de gestión actual, y su sede permanecerá en Estocolmo, Suecia. Tink ha sido una empresa líder en el segmento fintech en Europa centrada en interfaces de programación de aplicaciones (API) de banca abierta (open banking), que permite a las instituciones financieras, fintechs y comerciantes crear herramientas de gestión financiera personalizadas, productos y servicios para consumidores y empresas europeos basados en sus datos financieros.
A través de una única API, Tink permite a sus clientes acceder a datos financieros agregados, utilizar servicios financieros inteligentes como información sobre riesgos y verificación de cuentas y crear herramientas de gestión de finanzas personales. Tink está integrado con más de 3.400 bancos e instituciones financieras, llegando a 250 millones de clientes bancarios en toda Europa. De esta manera, se espera que la combinación con la infraestructura de Visa y la inversión sostenida en resiliencia, ciberseguridad y prevención de fraude con las API, la tecnología y las relaciones con los clientes de Tink ayude a acelerar la adopción del open banking en Europa al garantizar una plataforma segura y confiable.
Como resultado, los consumidores pueden controlar mejor sus experiencias financieras, incluida la administración de su dinero, datos y objetivos financieros. Al mismo tiempo, las empresas grandes y pequeñas tendrán una mayor oferta y más personalizada de herramientas para operar de manera digital y segura, ya sea conciliando extractos bancarios y cuentas o habilitando financiamiento alternativo. Por ejemplo, los consumidores pueden aprovechar la API de Tink para acceder a los extractos de cuenta, iniciar pagos, obtener información bancaria y actualizar estos datos con regularidad.
Recordemos que bajo la regulación de la Unión Europea (revised Payment Services Directive PSD2), los bancos están obligados a permitir el acceso a proveedores externos registrados en nombre y con el consentimiento de sus clientes. Como resultado, los innovadores de todo tipo, que van desde instituciones financieras, fintechs, desarrolladores, jugadores de plataformas y comerciantes, están aprovechando cada vez más las soluciones de open banking para empoderar a los consumidores con más opciones sobre cómo y dónde comparten sus datos financieros. Tink es uno de los más de 440 proveedores externos en Europa que ofrece servicios de open banking. El problema es que no hay un estándar único, por lo que el hecho de que Tink esté integrado con más de 3.400 bancos e instituciones financieras, genera gran valor para Visa.
Lo interesante es que la operación por Tink se produce unos meses después de que Visa abandonara su adquisición de Plaid, otra popular fintech estadounidense de open banking, por us$5.3billones, a la cual el Departamento de Justicia (DOJ) de Estados Unidos presentó una demanda antimonopolio. Los reguladores antimonopolio del DOJ alegaron que el acuerdo reduciría la competencia y “privaría a los comerciantes y consumidores estadounidenses de esta alternativa innovadora a Visa y aumentaría las barreras de entrada para futuros innovadores”. Esto llevó a Visa a enfocarse en una adquisición en Europa, pero el acuerdo de Tink podría generar preocupaciones similares para los organismos de control antimonopolio en Europa.